El autor cuenta
cronológicamente lo que fue sucediendo en España en la educación en aquella
época, el principal cometido era
solucionar la decadencia en la que se encontraba la Universidad después del
esplendor del “Siglo de Oro”, Feijoo fue introdujo un nuevo método de
enseñanza, en el que desaparecía el estudiar mediante “dictados” y lo sustituía
por libros de texto de cada asignatura, otros que introdujeron cambios fueron
Verney y Olavide.
Carlos III renovó los
cargos más importantes con personas jóvenes que querían impulsar más mejoras,
aunque hubo una gran oposición, todos seguían queriendo mejorar la Universidad.
Se planteó redactar planes de estudios individuales para cada centro, pero
estas medidas se abortaron por diferentes motivos. Motivado por ello se crearon
escuelas por todo el país como la Escuela Náutica, de Química, etc.
El autor comenta
también como era la educación con la
llegada del Rey Carlos IV, en esta época el gobierno apoyaba la política
educativa, pero al margen de las facultades, lo que causó que estas se
revolucionaran. A causa de esto se suprimieron cátedras considerándolas
peligrosas y se acabó con los colegios Mayores. Los hombres de Carlos IV
priorizan la educación considerándolo un problema nacional proponiendo
soluciones radicales e innovadores. Hubo políticos destacables como Cabarrús
que pide la desaparición de las Universidades o Jovellanos que creó un proyecto
importante pero tiempo después fue cesado, finalmente llegó el ministro
Caballero que redujo las Universidades de 20 a 9, redujo el número de abogados,
pero llegó la Guerra de Independencia y todos los intentos de cambio se fueron
al traste, aunque las ideas pedagógicas de la ilustración calaron por primera
vez en la educación.
El autor comenta que
España tenía un retraso cultural con respecto al resto de Europa, la escuela
primaria se basaba en la escritura, la lectura, el catecismo y las cuatro
reglas y esta educación se encontraba en manos de la iglesia. Con respecto a
los profesores eran muy heterogéneos, sacristanes que asumían las funciones de
maestros, y maestros que asumían otras funciones mejor pagadas, estos no eran
puntuales pegaban a los niños y los tenían atemorizados y no tenían buenos
métodos de enseñanza.
“Pagué con las nalgas el
saber leer, y con muchos sopapos y palmetas el saber escribir” (Torres y
Villarroel, 1972: 44).
A lo largo de los años se
irá despertando un interés cultural y un deseo de renovación de la metodología
que se dejará sentir en la escuela y en la sociedad.
Con respecto a la educación
femenina el autor comenta como en el
siglo XVIII era muy rudimentaria, a base de labores domésticas, religión, pero
a lo largo de los años aparecen una serie de proyectos sobre la formación de
las mujeres, en parte gracias al fenómeno innovador con respecto a la mujer de
Francia. Jovellanos ayudó a la mejora de la educación femenina.
Personalmente opino que
aunque en esa época los métodos de enseñanza no eran los adecuados, si hubiera
habido un consenso entre todas las partes implicadas en el que un grupo de
expertos hubiesen creado un plan educativo, y la Iglesia no hubiera tenido una
intromisión en la educación tan profunda, el avance cultural hubiese sido mucho
más rápido y no hubiese habido tanta diferencia con el resto de Europa
Información obtenida del artículo de la revista de historia Norba 10.
Información obtenida del artículo de la revista de historia Norba 10.
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